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Abogados de Homicidios y Asesinatos

Para abordar jurídicamente la muerte de una persona causada por otra, existen diferentes variables y condiciones que servirán para calificar el delito. Esta calificación determinará la pena impuesta para el causante del fallecimiento.

¿Qué es el delito de homicidio?

Se incurre en un delito de homicidio tras “matar” o privar de la vida de una persona como consecuencia de la manera de obrar del autor. Existen tres tipos de homicidios, que se diferencian por las circunstancias en las que ocurre el mismo, así como las condenas que se aplican sobre el autor.

Los diferentes tipos de delito de homicidio

Jurídicamente, un homicidio puede ser calificado de tres maneras distintas: doloso, imprudente y preterintencional. Esta calificación, basada en las circunstancias de los hechos, determinará la pena del causante de la muerte.

El homicidio doloso

El homicidio doloso es aquel que se comete con el pleno conocimiento y voluntad de terminar con la vida de la otra persona, es decir, cuando la intención del actor no es causar una lesión reparable sobre la víctima, si no que tiene como finalidad causar lesiones mortales.

El homicidio imprudente

El homicidio imprudente se caracteriza por ser cometido sin la voluntad de causar la muerte, pero que así ocurre por causa de una imprudencia, o cualquier otra acción involuntaria que acaba con la vida de una persona.

Este homicidio puede ser catalogado como grave, o como menos grave, en función de las circunstancias en las que haya ocurrido.

Podría considerarse un homicidio imprudente grave cuando este es causado por un conductor que, tras un accidente de tráfico, devuelve resultados positivos en alcoholemia o sustancias estupefacientes. En este caso, aunque el actor no tendría la voluntad de terminar con la vida de una persona, sí comete una imprudencia; en este caso grave. También hay otra corriente interpretativa, que vendría a sostener que va más allá de un homicidio imprudente cuando el causante del accidente se podría representar como probable, el que conducir bajo los efectos del alcohol o sustancias estupefacientes puede generar un accidente con graves resultados para la vida de las personas.

El homicidio puede obtener la consideración de menos grave cuando el juez considere que la imprudencia cometida no es lo suficientemente grave.

El homicidio preterintencional

Este homicidio es aquel que se utiliza cuando las circunstancias del homicidio no pueden ser atribuidas ni al homicidio doloso, ni al homicidio imprudente.

Un ejemplo podría ser aquel homicidio que se ocasiona cuando un sujeto, con la intención de lesionar a otro, termina causándole la muerte. No existe dolo, porque su objetivo era causarle una lesión no mortal, y tampoco puede ser calificado como imprudente pues ya existía la voluntad e intención previa de causar un daño voluntariamente.

Tentativa acabada e inacabada en el homicidio

La tentativa ocurre cuando un sujeto planea acabar con la vida de otra persona. En la tentativa pueden darse dos supuestos: que se consume el homicidio, o que no ocurra.

La calificación de esta distinción es especialmente compleja, ya puede darse el caso en el que, por ejemplo, una tentativa inacabada resulte en lesiones, dificultando concluir si la verdadera intención del agresor era la de lesionar o acabar con la vida de la víctima.

Para concluir la verdadera intención del agresor, en el caso de que existan dudas, la justicia se basa en los siguientes criterios:

Por lo tanto, podemos concluir que las circunstancias de los hechos son especialmente determinantes para que la justicia pueda decidir acerca de la verdadera intención del agresor (lesionar o matar).

Ejemplo: Una agresión con lesiones leves en el tren inferior, sufridas en un enfrentamiento a plena luz del día, plantean un escenario muy distinto a aquel que podría ser el de lesiones en la cabeza, sufridas en un ataque nocturno en el lugar donde frecuentemente aparcaría la víctima su vehículo.

¿El homicidio es lo mismo que el asesinato?

Tanto el homicidio como el asesinato implican la muerte de una persona a manos de otra, pero se trata de delitos distintos, ya que el asesinato requiere de alevosía (un momento de debilidad de la víctima), ensañamiento (el innecesario sufrimiento de la víctima), o una recompensa (monetaria o promesa) por cometer el crimen.

Conclusión

Definitivamente, el desgraciado fallecimiento de una persona causado por otra, puede obtener distintas calificaciones jurídicas que, basándose en la interpretación y planteamiento de los hechos, puede ser condenado con penas muy distintas.

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